“Vivo en San Miguel Pochuta, Guatemala, desde que me casé a los 16 años y soy comadrona. En Pochuta, donde hay mucha pobreza, un hombre gana 28 quetzales por jornada trabajada (unos 7$), mientras que a una mujer sólo le pagan la mitad, aunque nosotras trabajamos todo el día”. Este es uno de los testimonios de nuestra protagonista, María Pilar Ramírez, comadrona en la zona de San Antonio “Elhinoj” desde los 22 años.
Ya con 17 años organizó y presidió un comité para mejorar las condiciones de vida insalubres de su comunidad. “En los últimos años y como promotora de salud he ayudado a conseguir, entre otras mejoras: letrinas, agua entubada y electricidad. Actualmente, también apoyo a mujeres que sufren violencia familiar y a niñas y adolescentes víctimas de violaciones” continúa Ramírez. Su historia es el reflejo de una vida de lucha por promover la salud, la educación y la igualdad de las mujeres en su país, en Guatemala.
Es especialmente relevante el papel clave de las comadronas tradicionales a nivel nacional, pues entre el 80 y el 90 % de los partos, dependiendo de la región, son atendidos por ellas. En las zonas rurales con más muertes maternas, los partos con ayuda médica no suelen superar el 10 %, pues se trata de comunidades alejadas y muy dispersas. Esta distancia y el difícil acceso a los centros de salud, que se encuentran en la cabecera municipal, tiene como consecuencia el aumento del riesgo de muerte materna o del recién nacido.
Maria Pilar destaca que en su comunidad “en los últimos ocho años hemos tenido dos muertes maternas. Es un gran logro, puesto que hay zonas en la región donde este promedio es mucho más elevado”.
El primer parto que atendió María Pilar con sólo 22 años fue una experiencia muy difícil. Luego se formó durante cuatro años en los distintos niveles básicos y en el Centro de Salud de Pochuta con ASECSA, organización guatemalteca que trabaja con Farmamundi desde hace más de 15 años para frenar la mortalidad materna, la desnutrición infantil y la integralidad de la atención en salud sexual y reproductiva, sobre todo de las mujeres indígenas.
Después de su atención en partos, María Pilar ha pasado a ser educadora de comadronas en cinco municipios y nos cuenta que después de 19 años prestando sus servicios sin ningún tipo de remuneración, ahora está satisfecha porque ya tiene un pequeño sueldo. Orgullosa, nos recalca la importancia que la formación ha tenido y tiene en su vida. Formación y sensibilización que ahora imparte a sus alumnas.
En febrero de 2017 se ha aprobado en Guatemala una nueva ley por la que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (Mspas) se compromete a respetar y reconocer el ejercicio de las parteras, además de prestarle todo el apoyo necesario para el buen desarrollo de su función. Con esta ley, se reconoce por fin la labor de María Pilar Ramírez y de las 22.500 comadronas que hay actualmente en Guatemala.
«El nuevo centro de Salud es muy importante para las comunidades. Brindamos un servicio social y las familias de zonas rurales esperan la llegada del médico como una bendición», explica María Teresa, promotora de la Venta Social de Medicamentos (VSM) en San José de Cusmapa, la cabecera municipal más elevada de toda Nicaragua (a 1.280 metros sobre el nivel del mar) también conocido con el nombre del «Balcón de las Segovias», en el departamento de Madriz.
Las Ventas Sociales de Medicamentos (VSM) son un tipo de establecimientos sanitarios que proporcionan una alternativa a la población de escasos recursos y sin cobertura institucional, para acceder a medicamentos a precios asequibles y con calidad garantizada. Se gestionan con un enfoque de fondo revolvente y promueven el uso racional del medicamento. Cuentan con el apoyo de comités locales de salud y brindan acceso geográfico y económico a los medicamentos con una lista de unos 80 productos a un precio entre un 40% menor que el precio del mismo medicamento en la red comercial. De esta manera, se asegura la cobertura al 72% de las recetas de medicamentos no atendidas en la red institucional del Ministerio de Salud.
La nueva VSM de San José de Cusmapa forma parte de un proyecto de mejora en la gestión del suministro, calidad y uso racional de los medicamentos en los servicios de la red complementaria de salud en la región de Las Segovias. Gracias a esta iniciativa liderada por Acción Internacional por la Salud (AIS Nicaragua), Asociación en Pro del Desarrollo (APD), Farmamundi y la Coordinación Interinstitucional de Medicamentos Esenciales (COIME) se han puesto en marcha 22 establecimientos, que han beneficiado a más de 152.000 personas, de las cuales 76.000 son mujeres.
María Teresa cuenta que reciben entre 120 y 198 visitas en las jornadas de atención médica. “Y en cuanto a compra de medicamentos, pasa de 200 y hasta 250 personas y depende mucho de la economía familiar, la mayoría compran de poquito en poquito, puesto que estamos en una zona de extrema pobreza”, continúa la promotora de salud que recalca que “en el centro de salud (del Ministerio de Salud) se carece de medicamentos que la población debe buscar donde comprar”.
Las principales enfermedades que se atienden en este pequeño municipio situado al Norte del país son “sobre todo enfermedades respiratorias y diarreas en los niños, los adultos muchos problemas de huesos y las mujeres hipertensión y enfermedades gatrointestinales”, finaliza María Teresa.
El 4 de octubre de 2016, el huracán Matthew de categoría 4 y con vientos de hasta 145/mph (230/kmp), alcanzó a las 07:00 horas el territorio haitiano, causando gran devastación e inundaciones, sobre todo en los departamentos Sur, Nippes, Grand Anse, Oeste, Artibonito y Sudeste, y dejando tras de sí más de 1.000 muertos en el país.
En una situación de emergencia como las catástrofes naturales, conflictos bélicos o epidemias, el agua y el medio ambiente juegan un papel esencial en el desarrollo y transmisión de muchas enfermedades así como en la aparición de brotes epidémicos. Las enfermedades diarreicas, en su mayoría ocasionadas por la pobre higiene y por la carencia de agua segura, son la mayor causa de morbilidad entre la población.
El Dr. Joseph Cherubin es el presidente del Movimiento Socio Cultural para los Trabajadores Haitianos (MOSCTHA), organización con la que trabaja Farmamundi en el país desde el paso del devastador terremoto que asoló Haití en 2010. “En los últimos tiempos, las catástrofes naturales parecen golpear una y otra vez al país. En este tipo de crisis, la atención sanitaria urgente debe estar también orientada a mejorar el acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene. Tras el huracán Matthew, ha regresado el temor a un incremento de las complicaciones sanitarias y el repunte de enfermedades, ante la destrucción de las infraestructuras de saneamiento básico, de suministro de agua y de las cosechas. La amenaza del cólera es uno de los mayores riesgos sanitarios a los que nos enfrentamos, sobre todo teniendo en cuenta la experiencia que tuvimos con la epidemia que resurgió tras el terremoto de 2010 y que ya ha causado más de 9.000 muertos en Haití”.
Por ello, en emergencias es imprescindible el trabajo conjunto entre organizaciones locales, conocedoras de las necesidades in situ, y Farmamundi. Para poder dar, de forma inmediata, una asistencia sanitaria urgente en las comunidades de zonas alejadas de los hospitales, que son las que más necesidades tienen y, sobre todo, para promover proyectos que devuelvan a la población a la normalidad, impulsando la agricultura y el retorno a sus hogares.
Tras impactar sobre territorio haitiano, Matthew destruyó parcial y totalmente centenares de viviendas, principalmente en las regiones costeras, así como comunidades completamente inundadas e incomunicadas, deslizamientos de tierra y caídas de puentes, limitando el acceso a las zonas más afectadas. También se reportaron daños en infraestructura básica así como incontables pérdidas de cosechas. Los sistemas de electricidad, comunicación y agua potable fueron interrumpidos a causa de los fuertes vientos y las inundaciones.
“A través del operativo puesto en marcha con Farmamundi, se entregaron kits de alimentos, agua embotellada, kits de higiene, entrega de medicamentos esenciales, productos de primera necesidad y servicio de operativos médicos con unidad móvil, a fin de reducir los riesgos para contraer enfermedades infectocontagiosas”.
Para el doctor, la situación en la que vive más de la mitad de la población haitiana, hacinada en barrios pobres, vulnerables a cualquier terremoto, huracán o brote de una epidemia, es el caldo de cultivo de una nueva crisis. Matthew fue catalogado como el huracán más poderoso que se ha desarrollado en el Caribe desde la aparición de Félix en 2007. Pero desgraciadamente sabemos que no será el último que atraviese el país, por ello hay que estar preparados para actuar con efectividad y rapidez. Y nunca olvidarnos de Haití.
En República Democrática del Congo, aún hoy más de mil mujeres son violadas cada día. La provincia de Nord Kivu, al Este del país, está considerada uno de los peores lugares del mundo para nacer mujer. La región padece el mayor número de agresiones sexuales en todo el planeta, desde que, a finales de la década de los 90, fuera identificada la importante riqueza minera que se encuentra en su territorio.
“Femmes Engagées pour la Promotion de la Santé Intégrale (FEPSI) es una organización de vocación socio-sanitaria que creamos varias mujeres en el año 2000 y en la que gran parte de sus integrantes son enfermeras. Uno de nuestros logros lo alcanzamos en 2003, cuando con ayuda de Farmamundi levantamos un centro hospitalario en Butembo, en Nord Kivu, desde donde actualmente realizamos las principales actividades de la ONG, sobre todo la atención psico-médica a las víctimas de violencia sexual, a las personas que viven con el VIH / SIDA y a los desplazados por la guerra y desastres naturales, sin olvidarnos de los pacientes regulares que llegan hasta él voluntariamente”.
En RDC, a los 5 millones de personas que la guerra ha sepultado hay que sumarle alrededor de 1.200 congoleños que mueren todos los días en este país por causas relativas al conflicto. Entre esos motivos cabe señalar la violencia generalizada, la pobreza extrema, así como la destrucción prácticamente total de las principales infraestructuras básicas como hospitales y carreteras, entre otras.
Y en el centro de ese desolador panorama se encuentran los más vulnerables: las mujeres y los niños, el sustento y el futuro de las comunidades, respectivamente. Ellos se han convertido en las principales víctimas del conflicto.
“Las violaciones son un arma de guerra más, que goza casi de total impunidad. Para ganar un terreno, la mejor opción es atacar al más fuerte y, pese a su condición de vulnerable, la mujer congoleña es parte clave de la integridad familiar y del sustento de muchos hogares”.
En esta situación, el trabajo de organizaciones locales comprometidas con el apoyo de la ayuda humanitaria que llega a través de organizaciones no gubernamentales, como es Farmamundi, es la única herramienta de la que disponen las víctimas para poder sobreponerse a las heridas. Muchas mujeres y niños, además de contraer enfermedades como el VIH fruto de las agresiones, no es extraño que sean también rechazados por sus maridos y familiares.
“Creemos que la reducción de la desigualdad de género es una condición indispensable para la erradicación de la violencia sexual. Además, el acceso a tratamiento sanitario en las 72 horas siguientes a una agresión sexual es fundamental para frenar la transmisión del VIH y los embarazos no deseados. La sensibilización en este sentido es primordial. Por eso seguimos trabajando con mujeres en la identificación de los casos de violencia, pero también con los hombres en el cambio de actitudes, sin dejar de perseguir la implicación de las autoridades, en tanto que es un grave problema de salud pública.
«Cuando la enfermedad llega a un estadio avanzado, como en mi caso, la sensación de cansancio y los dolores articulares son casi permanentes. Llega un momento en que te habitúas y vives la sensación de malestar como algo normal». Esa es la realidad de uno de tantos afectados por la hepatitis C. Quique Costas convive con esta patología desde 1992, cuando le detectaron anticuerpos de VHC en una serología. “Ese mismo año me sometí por primera vez a una biopsia para determinar el grado de daño en el hígado”. Desde entonces, su lucha por sobrevivir ha trascendido del ámbito personal al público y desde este último, como portavoz de la Plataforma Gallega de Afectados por la hepatitis C, defiende los derechos sanitarios de los pacientes.
Hasta 2014, la mayoría de los afectados que estaban en las últimas fases de la enfermedad habían sido sometidos a tratamientos muy duros, con muchos efectos secundarios, que habían fracasado. Pero todo pareció que iba a cambiar cuando en 2014 apareció Sovaldi® (a base de sofosbuvir), un medicamento (propiedad del laboratorio norteamericano Gilead) con una curación espectacular de más del 90% para casi todos los genotipos del VHC y sin apenas efectos secundarios, uno de los inconvenientes de la terapia estándar hasta aquellos momentos.
«La primera sensación, cuando supimos que los ensayos de los nuevos fármacos estaban siendo muy exitosos, fue de una enorme esperanza. Pero pronto esa esperanza se vio reemplazada por la frustración y angustia de ver cómo las autoridades políticas no propiciaban que esos tratamientos nos llegasen cuanto antes a quienes los necesitábamos para curar una enfermedad mortal que solo podría ser prolongada en su pronóstico fatal mediante un trasplante. Fue ese sentimiento de angustiada frustración lo que nos llevó a movilizarnos y organizarnos para luchar por el acceso a los nuevos antivirales».
La batalla por el abaratamiento de los tratamientos en España, propició que Quique pudiera mejorar su calidad de vida: «El tratamiento, como ocurre en el 97% de los casos, fue un éxito por lo que ahora estoy libre del virus. Sin embargo, está por ver cómo evoluciona el daño hepático. Al ser un paciente en la fase final de la enfermedad sigo pasando controles semestrales para comprobar la evolución de mi hígado y para la detección precoz del hepatocarcinoma».
En esa lucha por los derechos de los pacientes también trabajó Farmamundi, que denunció desde el primer momento el sistema injusto de patentes e instó al Gobierno a aplicar mecanismos legales existentes en España para facilitar el acceso al fármaco a un precio más barato. “El actual sistema de patentes farmacéuticas es absolutamente inaceptable. Pone el beneficio económico de las farmacéuticas en primer término, no ‘por delante de’ sino ‘a costa de’ la salud de la población. Los precios arbitrarios que se fijan para los medicamentos que curan (en el caso de la Hepatitis C el precio de un mismo fármaco varía enormemente de un país a otro) ponen en riesgo a los propios sistemas sanitarios. Por no hablar de que de los 150 millones de personas que presentan infección crónica por VHC, una gran parte de ellos, viven en países subdesarrollados en los que el acceso a estos fármacos no es, ni siquiera, una hipótesis realizable. Por ello, las campañas de concienciación y denuncia llevadas a cabo por ONG como Farmamundi, conjuntamente con las que hacemos algunas organizaciones de pacientes, son imprescindibles para presionar a los gobiernos a actuar frene a la arbitrariedad de la industria farmacéutica”.
Todavía queda mucho que hacer, sin embargo. No obstante, para Quique Costas, la denuncia e incidencia que comenzó en 2014 no sólo ha servido para lograr el acceso a los nuevos fármacos para los pacientes que lo necesitan. “El otro gran efecto colateral de nuestra lucha fue el de colocar la cuestión del acceso a fármacos imprescindibles, y para los que se fija un alto coste, en el centro del debate mediático y social. Nunca antes la sociedad española había tenido conciencia de forma tan generalizada sobre el problema. En cierto modo, tanto la movilización de los pacientes de Hepatitis C como nuestra victoria en la consecución del objetivo central (‘tratamiento para todos’) ha sido también un éxito al hacer consciente a la mayoría social de que el actual sistema provoca dificultades en el acceso a fármacos imprescindibles, algo que era globalmente desconocido”.